Entre los muchos usos y
propiedades curativas que se le daban a la radiactividad, uno de ellos es la
capacidad de reducir el alquitrán y la nicotina de los cigarrillos. Curiosa manera
de fumar de forma más “sana”. Se trataba de unas placas que contenían uranio de
baja intensidad por un lado. Se metía en el paquete de cigarrillos y los
"iones emitidos por el mineral natural y reducían la nicotina, alquitrán,
y gases nocivos sin afectar al sabor del tabaco original". Al menos eso
era lo que afirmaba el fabricante.