La
idea de que ciertos balnearios
tienen un poder curativo milagroso no es nueva. Durante miles de años,
los enfermos han viajado largas distancias a lo largo del mundo en
busca de curas.
En 1903, J.J. Thompson,
científico británico y descubridor del electrón y de los isótopos, escribió una
carta a una revista donde contó que había descubierto la presencia de radiactividad en el agua de
pozo.
Esto llevó a que las aguas de muchos de los manantiales del mundo más famosos también contenían partículas radiactivas. Esta radiactividad se debe a la presencia de emanaciones de radio, gas radón producido por el radio que está presente en el suelo.
Esto llevó a que las aguas de muchos de los manantiales del mundo más famosos también contenían partículas radiactivas. Esta radiactividad se debe a la presencia de emanaciones de radio, gas radón producido por el radio que está presente en el suelo.
Por supuesto, en seguida
se asoció la radiactividad de las aguas con su gran poder curativo. El Dr.
Jorge H. Torney escribió en 1910 lo
siguiente: "El alivio está
asegurado en las aguas termales para dolencias como la gota, el reumatismo, la
neuralgia, el envenenamiento metálico o la malaria, la enfermedad de Bright
crónica , dispepsia gástrica, diarrea crónica, las lesiones crónicas de la
piel, etc. ".
El Dr. C.G. Davis, señaló
que: "La radioactividad previene la
demencia, despierta emociones nobles, retrasa el envejecimiento, y proporciona
una vida alegre y juvenil."
El profesor Bertram
Boltwood de Yale explicó la base científica para la cura de la siguiente
manera: “La radiactividad lleva la energía eléctrica en las profundidades del
cuerpo, que estimula la actividad
celular, despertando todos los órganos excretores y secretores y haciendo que
el sistema libere los desechos, además de ser un agente destructor de las
bacterias.”
El radón se creía que
era tan importante para el agua que se consideró su elemento vital. Sin ella,
el agua estaba muerta. El radón era al agua lo que el oxígeno era al aire.
Cuando la ciencia tuvo
una explicación para las propiedades curativas de los manantiales, los
balnearios y centros turísticos, se convirtieron en los negocios de moda. Los
nombres fueron cambiados para incluir la magia de las palabras radiactiva o radio.
Los visitantes llegaron de cerca y de lejos para disfrutar de las aguas e
inhalar el aire.
Pero, hubo un aspecto
negativo a la euforia: el radón no puede permanecer en el agua por mucho tiempo
antes de que se descomponga. Debido a esto, el agua embotellada en el manantial
no sobrevivía. El "elemento de la vida" se perdía antes de que
pudiera ser consumido, por lo tanto el agua radiactiva sólo podía ser bebida en el manantial para que
fuera eficaz. Pero el negocio estaba en auge y buscaba ampliar fronteras,
había que encontrar la forma de que el milagroso agua llegara hasta pobres y
enfermos que no podían permitirse los gastos ni los esfuerzos de viajar.
Revigator (1924-1928)
La solución llegó con
la invención de dispositivos que podrían ser utilizados en el hogar para añadir
el radón al agua potable. La más popular fue el Revigator. Esta compañía, con
sede en San Francisco, era lo suficientemente grande como para mantener
numerosas sucursales en todo el país. Las ventas de Revigator alcanzaron varios
cientos de miles, un récord notable en vista de su precio relativamente alto, unos
22€ en 1929.
El Revigator era una
"olla de agua radiactiva". Una jarra de cerámica
vidriada que contenía una piedra de radio, también tenía un revestimiento
poroso que contenía uranio, el agua dentro de la jarra absorbía el radón liberado
por la descomposición del radio
en el mineral. Dependiendo del
tipo de agua, las concentraciones de radón resultantes van desde unos cientos a unos cientos de miles de picocurios por litro.
Estas eran sus
instrucciónes: “Rellena la jarra de agua
cada noche, los millones de rayos penetran en el agua para formar ese saludable
elemento que es la RADIO-ACTIVIDAD. Al día siguiente, toda la familia dispone
de seis litros de auténtica y saludable agua radioactiva. Bebe tranquilamente
cada vez que tengas sed hasta completar una media de seis vasos al día”.
Aunque Revigator fue la
marca más popular, existían otras muchas jarras de este tipo:
Lifetime
Radium-Vitalizer Water Jar (1925)
Uno de los primeros en
copiar el éxito de la Revigator fue la Corporación de Radio Nacional. Su
producto era la Lifetime Radium-Vitalizer Water
Jar. A diferencia de la Revigator, que era de cerámica, esta jarra era de aluminio.
La fuente del radón era un
material granular en el fondo del
frasco cubierto con una placa de aluminio perforado.
Radium Vitalizer Health Fount (1925-1930)
Fue producido por la misma compañía que
Lifetime Radium-Vitalizer Water Jar, pero a diferencia
del cuerpo de aluminio de esta última, el cuerpo de
Radium Vitalizer Health Fount estaba hecho de vidrio vaselina
que contiene uranio. La fuente de radón, conocida como la
"Unidad de Radio" era
un cilindro de cerámica azul,
de unos 7 centímetros de alto, que se colocaba dentro del frasco de vidrio.
Radium Water Jars (finales de 1920, principios de 1930)
En este caso, la fuente
de la radiactividad es un disco circular que se
mantiene en el interior del frasco. El disco se
identifica como el "Activador de Radio". Se sospecha que fue hecha por el mineral de uranio mezclado con el cemento.
Radium Emanator Filter Jar (1935)
Como un buen toque
decorativo, el frasco se hizo
a partir de vidrio vaselina con uranio,
que es responsable del resplandor
verdoso que produce la jarra. El uranio no añade radiactividad
al agua, pero hay un ligero aumento en la tasa de exposición en los alrededores a la jarra.
Muchos dispositivos
similares también estaban disponibles. Entre las más conocidas eran el Cono radiactivo
Thomas y el Emanador Radio. Sin embargo, estos dispositivos se colocaban en el
agua, y no el agua en el aparato. Tenían la ventaja de ser menos caro que el
Revigator y eran lo suficientemente pequeños para caber en una maleta. Algunos ejemplos son:
The Thomas Radioactive Cone (1935-1940)
El Cono Thomas pertenece a una categoría de dispositivos llamados emanadores. El cono se coloca en el
agua, para irradiar el agua con
el radón, al contrario que las
jarras. Existían versiones
más grandes para que los agricultores lo pusieran en los bebederos de animales.
The Radium Emanator (1930-1935)
Al igual que el Cono Thomas y el Emanador
radio fue diseñado para ser colocado
durante la noche en agua para que
el agua radioactiva estuviera disponible al día siguiente para beber. Los discos emanadores eran de
cemento mezclado con uranio. El dispositivo constaba
de 5 placas que podían añadirse o quitarse según el estado de salud de la
persona.
The Gable Ionic Charger (1965)
El cargador contenía
aproximadamente 0,3 mCi de Radio
226 dentro de un cilindro de plomo. Las tasas de
exposición a los rayos gamma eran
muy altas para el que tenía que utilizar
y quitar la fuente. “El bulbo pequeño se coloca en
un vaso de agua y
el bulbo grande se exprime
una veintena de veces, a continuación, se puede
comprobar las burbujas de la
elevación del gas radón en el
vaso. El agua no sólo es para
beber, sino también para que beban los animales o para regar
las plantas."
Radium Emanations Apparatus (1920)
Emanador de radio alemán diseñado para añadir radón directamente al vaso.
Para usarlo, se añade agua al vaso
y la parte superior de la unidad se enrosca en la base. Una fuente
azul de radio se
proyecta hacia abajo desde el
interior de la parte superior
y entra en el agua.
Claro que también
vendían el agua ya irradiada y embotellada, como el famoso Radithor, e incluso
tabletas de radio para tomártelas directamente y que ya se irradiara el agua en
el estomago:
Radithor (1928)
Esta botellita contenía
una pequeña cantidad de agua destilada a la que se añadía una porción de radio.
Se anunciaba como una “fuente de luz permanente” capaz de curar el cáncer, las
enfermedades mentales y hasta la impotencia. El conocido empresario Eben Byers
se convirtió en el más firme defensor de Radithor y se tomó tres botellas al
día durante dos años. En 1930, tuvo que dejarlo tras comprobar que su mandíbula
se caía literalmente a trozos por el efecto del radio sobre los huesos. Su
muerte, en 1932, fue el primer aviso de que lo que estaban consumiendo miles de
ciudadanos era una bomba de relojería.
ARIUM Radium Tablets (1925)
Este recipiente contenía cuarenta y dos tabletas de "radio auténtico", y en el momento de su fabricación sólo costaba un dólar. "Tome
dos tabletas con un vaso de agua antes o
después de cada comida. Para obtener los efectos más beneficiosos, Arium se debe tomar regularmente como se indica."
Si bien casi todo el
mundo reconoce la eficacia de radón en el agua, muchos sintieron que la
ingestión o aplicación de el radio (el padre del radón) sería aún más eficaz. Y
así, en la década de 1920 y principios de 1930, era posible comprar el
radio que contienen pomadas, cremas de belleza, pasta de dientes (el radón se
pensó para combatir la caries dental y mejorar la digestión), tapones de oídos,
chocolates, jabones, supositorios, e incluso anticonceptivos. Ver
La muerte de Eben Byers
por culpa de Radithor en 1932, así como
las muertes entre los pintores de esferas radio, anunciaban el principio del fin de la era del
radio. Los fabricantes de los dispositivos respondieron advirtiendo de no
excederse en el consumo de esta agua y recomendando tomarla con moderación. El
apogeo de la década de 1920 y principios de 1930 fueron reemplazados por una
apreciación de las propiedades potencialmente letales del radio.
Pero a pesar de las
restricciones legales, muchos productos continuaron siendo fabricados en los
años 1940 y 1950 pero lo que si fue sorprendente es que se siguieran fabricando
durante las décadas de 1960 y 1980.
Más adelante hablaré de
estos productos, ahora quiero volver al tema del agua, que si bien pensamos que
es algo que se comercializaba hace muchos años y lo vemos como algo impactante
no se pierdan esta botellita de agua:
Well Aqua Water
Bottle (2005)
Esta botella contiene
un cilindro de acero inoxidable perforado que contiende una pequeña cantidad de
torio natural. Estas botellas portátiles están diseñadas para revitalizar el
agua, eliminar el cloro y mejorar el sabor del agua del grifo. Según el
fabricante, la botella produce deliciosa "agua viva" que es igual a
la que se encuentra en parques naturales. La propia barra es ligeramente mayor
que la abertura de la botella de modo que no se traga accidentalmente. El
fabricante recomienda limpiarlo una vez al mes y afirma que dura
aproximadamente un año.
Well Aqua Bar (2005)
Por supuesto, también se
vende la barrita sola para que irradies el agua que tú quieras. Los iones resultantes tienen
efecto anti-hongos y antibacterianos,
además de eliminar el cloro del agua. El fabricante recomienda la colocación de
una barra durante un minuto en un vaso de agua o diez
minutos en un litro de agua para
producir agua para beber, cocinar el arroz, lavar frutas y verduras,
hacer hielo, mezclar el whisky y la preparación de té o café. Una de estas barras funciona
de dos a tres años y es capaz de tratar 1.000
litros de agua.
Fuente y fotos: http://www.orau.org
Como veis, algo de bueno tiene que tener las pequeñas dosis de radiactividad,
el problema es que a principios del siglo XX la fiebre del radio provocó la ingestión
indiscriminada de estos elementos con sus respectivos efectos nocivos. Como
sabemos hoy en día la radiación se emplea para el tratamiento del cáncer con buenos
resultados, siempre y cuando se administre la dosis exacta.
‘Cada hora, unos 30.000 núcleos
desaparecen en nuestros pulmones por la presencia de isótopos radiactivos en el
aire que respiramos y unos 15 millones de núcleos de Potasio-40 se desintegran
en nuestro estómago e intestinos provenientes de los alimentos que comemos. Se
sabe que cada español recibe, en promedio, la mitad de la dosis máxima
recomendada, de la cual entre el 10% y el 15% viene de lo que comemos. Por su
parte, los detectores de humo contienen americio radiactivo, y los microondas,
las lámparas de descarga de alta intensidad que encontramos en palacios de
congresos, autopistas o campos de fútbol, torio radiactivo.’
Fragmento del artículo Todo es radiactivo: http://www.20minutos.es/columna/385739/0//
No hay comentarios:
Publicar un comentario