Publico en este blog desde
hace mucho tiempo y nunca había hablado del suceso, tal vez, más importante de
nuestro país, radiológicamente hablando. Me refiero, sin duda, al accidente que
sucedió en la localidad de Palomares, en la costa de Almería. El 17 de enero de
1966 un avión cisterna y un bombardero estratégico, ambos propiedad de la Fuerza
Aérea de los Estados Unidos, colisionaron perdiendo el armamento nuclear que
trasportaba el bombardero, incidente que se conoce en América como Broken arrow (pérdida total de armas
nucleares).
El bombardero B-52 transportaba
cuatro bombas termonucleares Mark 28 de 1,5 megatones cada una. Dos de ellas
quedaron intactas una cayó a tierra y la otra en el mar. Las otras cayeron sin
paracaídas en un solar del pueblo una y la otra en una sierra cercana. Se
produjo la detonación del explosivo convencional que contenía, lo que sumado al
choque violento con el suelo hizo que ambas bombas se rompieran en pedazos. Las
tres que cayeron en tierra se encontraron rápidamente pero la que cayó al mar no
se recuperó facilmente. La Armada de los Estados Unidos desplegó un gran
dispositivo de buceadores, 34 buques y 4 submarinos. Tras 80 días de búsqueda
la bomba fue localizada por el minisubmarino Alvin a 869 metros de profundidad
y 8km de la costa, gracias a la ayuda de un pescador local, un vecino de
Águilas llamado Francisco Simó Orts, conocido en el pueblo como “Paco el de la
bomba”.
La maniobra era rutinaria,
el B-12 que volvía de la frontera turco-soviética, hacia la base aérea de Goldsboro
en Carolina del Norte, repostaba gracias al avión cisterna KC-135 proveniente
de la Base Aérea de Morón, Sevilla. Durante la maniobra de aprovisionamiento
ocurrió un fallo en el acople de ambas aeronaves que estallaron y cayeron a
tierra con su letal carga. De los once tripulantes de ambos aviones sólo cuatro
salieron con vida gracias a que saltaron en paracaídas.
Como resultado de la
explosión, los óxidos de elementos transuránicos que formaban parte del núcleo
de las bombas se pulverizaron formando una nube de finas partículas altamente
radiactivas. Dicha nube fue dispersada por el viento y sus componentes se
depositaron en una zona de 226 hectáreas que incluía monte bajo, campos de
cultivo e incluso zonas urbanas. La contaminación por Plutonio-239, Plutonio-240
y Americio-241 superó los 7400 Bq/m², con notables diferencias según el punto
considerado, habiendo zonas con 117000 Bq/m², y hasta 37 millones de Bq/m² o
más, ya que saturaron los contadores geiger.
Miembros de las fuerzas
armadas de Estados Unidos se presentaron en las cercanías del pueblo con trajes
NBQ. Durante días permanecieron en la zona, retirando la tierra contaminada de
25.000 m2 de superficie metida en 4.818 bidones, 1.400 toneladas de
tierra y tomateras que fueron retiradas y llevadas a Savannah River, un centro
de procesamiento de materiales nucleares de Carolina del Sur. El 15% del
plutonio quedó esparcido en forma de aerosol y fue irrecuperable. Palomares es
el accidente broken arrow más grave de la historia, que se conozca.
Manuel Fraga, ministro
de información y turismo de la época, se bañó ante las cámaras en sus playas
para evitar rumores sobre la peligrosidad de la zona, que podrían haber
afectado negativamente al turismo. Pero hoy en día aun existen serias dudas del
lugar donde se grabaron las imágenes, ya que no hubo ningún testigo en ese sitio
en el momento de rodarlas, además muchos afirman que en realidad donde se
bañaron fue en una playa de Mojácar, a unos 15 km de la zona afectada. El
gobierno franquista tampoco suministró protección de ninguna clase a los
guardias civiles que participaron en la limpieza, protección que sí llevaba el
personal estadounidense.
No se han realizado
estudios epidemiológicos sobre enfermedades asociadas a la radiactividad y a la
toxicidad química del plutonio ni a nivel local ni entre los guardias civiles
que participaron en la limpieza. La dictadura, bajo presión del Gobierno
estadounidense, mantuvo secretos los informes de monitorización médica hasta
que el gobierno socialista finalmente los desclasificó en 1986. Aproximadamente
el 29% de la población de Palomares presentaba trazas de plutonio radiactivo en
su organismo. Hoy en día, Palomares es la localidad más radiactiva de España.
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